domingo, 12 de diciembre de 2010

No viaje sin cinturón.

Este es un caso nuevo. Un asesinato otra vez, si, es cierto, pero no uno cualquiera. La escena del crimen es más triste, hay más sangre, se huele el dolor y además está oscuro. Miento, hay una vela, siempre hay velas. De fondo suena sonograma (últimamente siempre es sonograma), para más precisión “dia de terror”. Una chica murió en Madrid esta noche. La gente se acerca, cuchichea, baila, se contonea… Todo el mundo busca huellas o un camisón. Es confuso, hay humo. Mucho humo. La niña Stone era la novia de la boda. Ahora ya no estaba y no se podía empezar el primer baile. ¿Quién era el novio? La botella de Vodka lo era. Empiezan los interrogatorios. ¿La conocía? ¿tenia problemas con alguien? ¿Qué hacia en su tiempo libre? ¿Quién era? Los vecinos se quedaban en blanco y los señores policía se frustraban, los ojos se movían y las manos se quedaban quietas. Todo se daba la vuelta. Todo cambiaba a causa de la niña. ¿Sabéis por qué? Porque era la niña que nadie conocía y que era capaz de cambiarlo todo. La que creía en las personas pero estaba vacia por dentro. La perfecta geisha que les paralizaba a todos con la mirada. Era una gata. Era LA gata.
Hoy es un día de terror, un día de pelicula.

2 comentarios:

  1. Pourrais-je être la novia du marriage?



    anonyme...

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  2. Magnifique Irene, es tu cette demoiselle-chat?
    J'aime la photo.
    Wuaw, wuaw, wuaw. Anais

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