martes, 13 de julio de 2010

Me caes bien, si.

“Hay recuerdos que no voy a borrar, personas que no voy a olvidar, hay aromas que me quiero llevar, silencios que prefiero callar”


El otro día limpie mi cuarto. Si, limpie todas las particulas de emociones que estaban detrás de alguna que otra droga cortada. Sin embargo, no pude evitar guardar todo en un gran Baúl. En mi Baúl. El de de los recuerdos, el Baúl mágico del cuarto del fondo, si. ¡Qué grande que es! Es tan grande que aunque juntases tres tortugas marinas de esas, no llegarías ni a llenar la mitad. Jo, qué grande es. Cuantos recuerdos guarda el pobre. Seguro que hasta le duele la espalda y eso, algún día le llevaré a una clínica de souvenirs, una de esas que estan por Gran Vía y que se enconden en forma de sirenas de Policía o de Hostales. Si, en una de esas. ¡Ay! Parece mentira (pero una piadosa), pero no lo es, os prometo que no. Tengo el baul aquí, en frente mio. Me está sonriendo y todo, bueno a mi y a vosotros, claro. Él siempre ha sido muy sociable, es verdad que no habla, pero nunca lo ha hecho, y además a él le gusta la gente, de verdad que si. Es como esas muñecas que cobran vida a partir de las doce de la noche cuando te duermes. ¡Y encima es tan simpático! Es una de las pocas cosas, que aunque te quedes mirandola durante una semana entera, no pierde el sentido, que aun que repitas la palabra mil veces: “ baúl baúl baúl baúl baúl baúl baúl…”. Sigue siendo una palabra muy mona. Una palabra muy “cute”, si. Es cómo ver a la selección después de ganar el Mundial, es la rehostia.





Si hasta tiene una canción, jopelines, ella me regaló el Baúl. “Buscando en el baul de los recuerdos uuh, cualquier tiempo pasado nos parece mejor…”

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