lunes, 4 de octubre de 2010

En la cama por la Paz Mundial

Querida Tia Muriel,




Le escribía para saber un poco qué ha sido de usted y para informarle sobre los avances de su hija. Lo cierto es que últimamente ha estado echándole mucho de menos y gritando desconsoladamente en las esquinas de Madrid. Ya no sé que puedo hacer con ella. Le da mucho miedo la oscuridad. No come de noche ni de día. Se empapa de colonia una vez al mes y da vueltas hasta que consigue dejarse atrapar por las manos del duende del extrarradio. Cuando está muy triste se pone a ver Harry Potter en su cama y nos obliga a sentarnos con ella. Además siempre está con sus palomitas de colores (palomitas, que no pastillitas) y me deja toda la casa perdida. Lo peor de todo es que ella se niega a aceptar la realidad. ¡Hasta dice que no fuma! De hecho, cuando coge un cigarrillo cierra los ojos tan fuerte que dice transportarse a tres sitios diferentes y todo esto a la vez. No para de decir que se ha ido a lugares muy lejanos y raros como a Nueva Zelanda, al Londres de los años 60 y/o a Suecia, pero es mentira. Le juro que a veces veo, cuando cae el sol, una sombra sospechosa abrazar a una bella dama llamada Nutopia. No sé qué hacer con ella, igual debería de ponerle un poco algún que otro disco de hombres que estuvieron peores que ella. ¿Quién sabe?

En todo caso, le transmito mis desánimos y mi creciente desesperación.






Amores de Ultratumba,




Ines Zola

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